11 de diciembre de 2013

11/12/13

Hoy parece ser un día importante, y para mi también lo es, no exactamente por ser la única fecha secuencial que vamos a vivir, si no porque... algo nuevo surge en mi. Un deseo de algo único, de un cambio. Un cambio que mi otro yo lleva implorando desde hace tiempo y por fin, gracias a unas personas muy especiales, logré empezar.

Indudablemente no va a ser fácil el camino, y eso lo se. Pero es necesario partir y empezar de nuevo.

Plus tard, Marie.

7 de julio de 2013

...

Noches atrás tuve una pesadilla, me ha perseguido en la mente en estos días todo el tiempo, no quiero dormir por el miedo que me da el volver a tenerla. Creo que... tengo que dejarla salir para tranquilizarme y caer en cuenta de que es sólo eso... una pesadilla. Aquí se las escribí. Está un tanto arreglada para hacerla un poco más interesante. Espero les guste:

"Nada como estar en mi hogar, aunque... pensándolo bien debería llamarlo "nuestro hogar". Amelia, Cassie y Mélanie; no saben la alegría que me produce el hecho de al fin estar con ellas, de ver como nuestros deseos de algunas cuantas noches por WhatsApp se cumplieron y cumplían poco a poco.
Vivimos las tres en una hermosa casa, Amelia y Cassie trabajaban y yo ya estaba por terminar mi carrera de Psicología. Pronto podría dedicarme a lo que tanto he anhelado.

Era un día verdaderamente hermoso, de esos casi no se pueden apreciar acá. Estábamos disfrutándolo afuera, hablando de lo de siempre, cuentas, compras, arreglos, historias pendientes, etc., así transcurrieron unas cuantas horas antes de que el cielo se nublara y el viento más helado que he sentido en mi vida nos inundara. Decidimos entrarnos, cerramos las ventanas, prendimos la chimenea, encendimos el aire acondicionado y nos preparamos un poco de té con el propósito de calmar un poco el frío; nada funcionaba, o por lo menos no para mi. Este frío no era usual, estaba helada hasta la última célula de mi cuerpo, algo que nunca había experimentado.

Anocheció pronto, Amelia y Cassie parecían agotadas, y no las culpaba, decidieron ir a descansar; yo opté por quedarme un rato más a ver si el calor de la chimenea hacía que mi frío disminuyera. Observaba la ventana y lo que a través de ella visualizaba, de vuelta mis ojos a la chimenea, deseaba que sus llamas penetraran en lo más profundo de mi.

Al no obtener resultados fui a mi habitación, la contemplé un momento y las paredes blancas que siempre me habían sido sinónimo de tranquilidad y calidez para mi, hoy resultaban emanar una energía fría y distante, como las paredes de los hospitales, tan faltos de calidez... pasé directo al baño, realicé mi rutina de siempre; me lavé la cara, los dientes, me cepillé el cabello, le hice una trenza; y por último fui hacia mi armario y me puse la pijama más caliente que pude encontrar. El frío seguía sin desaparecer, al contrario, se hacía más y más intenso.

Me encontraba en mi cama, tachando en mi mente las cosas que hice ese día y las que me faltaban por hacer, todo era tan enredado que me recordé escribir una lista la mañana siguiente. Entre mis enredos creí escuchar un sonido, no sé de donde provino, así que decidí levantarme a ver si Amelia o Cassie necesitaban algo o si alguna de las ventanas se había abierto. Nada. Todo parecía sereno. Volví a mi habitación, rendida del día, con muchas ansias de dormirme. No pude, pasaron las horas y simplemente los pensamientos más oscuros que hace rato creí haber dejado atrás volvieron a mi. 

Salí a correr porque recuerdo que eso me mantenía despejada por mucho rato. Me puse la ropa deportiva más abrigada que tenía, cogí el iPod, las llaves de la casa, el agua y salí. Recuerdo que nuestra casa parecía ser la única en el vecindario, todo al rededor era oscuro, frío, distante. Relaté todos esos sentimientos a mis pensamientos, diciéndome que pronto pasarían.

Empecé con un simple trote que se fue intensificando poco a poco, alejando esos pensamientos y sentimientos que tanto detesto, de repente sentí como si alguien me estuviera observando, no le presté atención y continué corriendo, hasta que sentí como si algo me persiguiera y quisiera adueñarse de mí. Voltee y vi una sombra, una sombra que sólo recordaba en mis pesadillas cuando era más pequeña. Esa sombra espantosa, que me helaba el cuerpo por completo, tal como lo recordaba. 

Corrí y corrí lo más rápido que podía, intentando espantarla, quería que se fuera, pero ella era más rápida y más fuerte de lo que yo era, la sentía en mis talones, sentía sus ganas de tragarme y ocultarme en las profundidades de su oscuridad. 

Recuerdo llegar a un acantilado, era tal la desesperación que sentía al estar siendo perseguida por aquella sombra que la idea de lanzarme era demasiado tentadora, tanto que me asusté de tal pensamiento. Sin pensarlo dos veces tomé el impulso... y justo cuando iba a hacerlo, aparecieron ellas. Me rescataron de esa sombra, la sombra que me había perseguido años antes y que había vuelto. Con sus cálidos brazos me sostuvieron mientras yo me rompía en llanto, dejando que la adrenalina y el miedo que sentía se alejaran."